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Se espera que más de 90 mil personas ofrezcan sus respetos
Las filas al interior de la basílica se mantienen desde el miércoles. EFE
Jorge Mario Bergoglio dispuso un deseo muy concreto sobre su sepulcro, al solicitar que fuera “en la tierra, simple, sin un decoro particular” y solo señalado con una única inscripción: “FRANCISCUS”.
Ese fue su deseo y así se respetará. La futura tumba del Papa Francisco en la Basílica romana de Santa María La Mayor, una simple losa de mármol en el suelo, está casi lista y ayer un grupo de operarios le daban los toques previos al sábado, cuando sea sepultado.
El Pontífice, fallecido el lunes, eligió para su tumba una antigua basílica romana que alberga una de sus vírgenes predilectas, la “Salus Populi Romani”, en vez de la cripta de San Pedro del Vaticano donde yacen algunos de sus predecesores.
En concreto, el lugar que dispuso es la Capilla Paolina, con el icono de la “Salus Populi Romani” y la de la dinastía Sforza, en la nave izquierda del templo, a pocos pasos del altar.
Lo que será su tumba lleva días cubierto con una valla de madera pero, sin embargo, deja ver por sus rendijas luz eléctrica en su interior y sombras de operarios.
La zona ha sido acordonada para evitar curiosos pues ya desde ayer decenas de personas acudieron a tomar algunas fotos de la que será la tumba del Papa o simplemente a curiosear.
No obstante, el Vaticano difundió la primera imagen de la sepultura: pequeña y sencilla, con una lápida en el suelo con la inscripción en latín “FRANCISCUS” y una reproducción en la pared de su cruz pectoral, en plata y con la imagen del Buen Pastor.
El portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni, adelantó que el sepulcro podrá ya ser visitado desde la mañana del 27 de abril, un día después de las exequias.
Francisco solía acudir a este templo ya desde antes de su elección en 2013 pero, a lo largo de sus más de doce años de pontificado, lo visitaba sobre todo antes y después de cada viaje apostólico para encomendarse a la Virgen “protectora del pueblo romano”.
Los gastos de preparación de la sepultura fueron cubiertos por un benefactor que encontró en vida y que permanece anónimo.
Por lo pronto, más de 90 mil personas han pasado entre el miércoles y ayer por la noche por la capilla ardiente del Papa Francisco en la Basílica de San Pedro del Vaticano para dar su último adiós al difunto Pontífice, según informó la Santa Sede.
El goteo de fieles ha seguido constante a lo largo del día, después de que la pasada noche se mantuviera el velatorio abierto pese a los planes iniciales de cerrarlo a medianoche para que todo el mundo que lo deseara pudiera pasar a despedirse.
La Protección Civil italiana prevé que este número seguirá aumentando considerablemente en las próximas horas hasta que a las 19.00 horas de hoy, cuando se cierren las puertas de San Pedro para proceder a la ceremonia de cierre del féretro, antes del funeral y el entierro previstos para el sábado.
El alcalde de Roma, Roberto Gualtieri, dijo a los medios que espera que dentro de poco se alcancen los 100 mil visitantes en la capilla ardiente.
EFE
La Capilla Sixtina se prepara ante el cónclave
- La Capilla Sixtina del Vaticano cerrará al público a partir del lunes 28 de abril para prepararse para recibir el cónclave en el que se elegirá un sucesor del Papa Francisco.
- Tras el funeral de este sábado iniciará un periodo de luto de nueve días, tras el cual se convocará el cónclave, en un plazo máximo de 20 días desde la muerte, por lo que su inicio se estima entre el 5 y el 10 de mayo.
- El primer cónclave celebrado en la Capilla Sixtina fue el de 1492, en el que fue elegido papa Alejandro VI. Para preservar el pavimento de mármol del recinto, cuando va a celebrarse un cónclave, los carpinteros instalan una tarima flotante de madera que cubre todo el suelo de la capilla.
Cortejo fúnebre despierta preocupación en Roma
La complejidad del traslado del féretro del Papa Francisco por el Centro de Roma, desde San Pedro del Vaticano a la Basílica de Santa María la Mayor, donde será enterrado, supone una gran preocupación para las autoridades italianas, reconoció el jefe de la Protección Civil, Fabio Ciciliano.
Tras el funeral del sábado, el cuerpo del Papa será llevado en vehículo en paso solemne a la Basílica romana de Santa María la Mayor, para ser enterrado en una capilla en el Centro de Roma.
El trayecto de ese cortejo fúnebre, que se extenderá a lo largo de seis kilómetros, fue analizado por los responsables de la organización, que están realizando una “evaluación completa” de los riesgos que implica.
Ciciliano incidió sobre el hecho excepcional de que la muerte de Francisco ha coincidido con el año Jubileo, y que además esta es una época en la que Roma suele llenarse de turistas, por lo que resulta difícil estimar el número de personas que se personarán para seguir el funeral.
Pese a advertir que no se puede establecer paralelismos con la muerte de Juan Pablo II en 2005, Ciciliano reiteró que “estamos estimando en torno a 200 mil personas, aunque no sabemos si se desplegarán en la plaza de San Pedro o a lo largo del cortejo fúnebre” hasta Santa María la Mayor.
El médico de Su Santidad revela cómo fueron sus últimas horas
El médico del hospital Gemelli de Roma Sergio Alfieri, coordinador del equipo que atendió al Papa Francisco, contó los últimos instantes de vida del Pontífice: “Entré en su habitación y tenía los ojos abiertos. Comprobé que no tenía problemas respiratorios e intenté llamarle pero no contestaba”, dijo y explicó que se decidió no llevarle al hospital porque su deseo era “morir en casa”.
“No respondía a los estímulos, ni siquiera a los dolorosos. En ese momento me di cuenta de que no podía hacer nada más. Estaba en coma”, recuerda Alfieri.
Revela que “si hubiera perdido el conocimiento” se habría “tenido que seguir las directrices de su asistente personal de salud, Massimiliano Strappetti, que era como un hijo para el Santo Padre” y que eran las de “ningún ensañamiento terapéutico”.
“Durante su última hospitalización pidió expresamente que no se procediera en ningún caso a la intubación”, que “le habría ayudado a respirar, pero habría sido difícil volver atrás y extubarle, con los pulmones infectados de virus”, explica.
El que fue también su cirujano en dos operaciones explicó: “El lunes hacia las 5:30 de la mañana recibí una llamada de Strappetti: El Santo Padre está muy enfermo tenemos que volver al Gemelli. Preavisé a todos y veinte minutos después estaba allí en Santa Marta, parecía difícil pensar que fuera necesario un ingreso”.
“Corríamos el riesgo de que muriera en el traslado, le expliqué que la hospitalización habría sido inútil. Strappetti sabía que el Papa quería morir en casa, siempre lo decía cuando estábamos en el Gemelli. Murió poco después”, recuerda Alfieri.En otra entrevista asegura que “nunca se expuso al peligro”.
CT
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