Por Karen Anderson

¿Por qué tantos sufren insomnio?

Las causas son diversas, pero la mayoría tienen un origen en nuestro estilo de vida actual. El estrés laboral, la sobreexposición a pantallas electrónicas, la ansiedad y hasta malos hábitos alimenticios son detonantes comunes. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que cerca del 40% de la población adulta ha sufrido algún tipo de insomnio en los últimos 12 meses.

La luz azul de los dispositivos electrónicos retrasa la producción de melatonina —la hormona del sueño—, mientras que las preocupaciones diarias hacen que nuestra mente no se “apague” al final del día. El resultado: noches en vela y mañanas agotadoras.

¿Qué podemos hacer para combatirlo?

Aunque en algunos casos el insomnio requiere atención médica, en muchos otros basta con introducir cambios simples en nuestra rutina diaria:

• Higiene del sueño: Acostarse y levantarse siempre a la misma hora, incluso los fines de semana.

• Alejar las pantallas: Evitar celulares, tablets o televisión al menos una hora antes de dormir.

• Rutinas relajantes: Practicar yoga, meditación o respiración profunda antes de acostarse.

• Ambiente adecuado: Dormitorio oscuro, silencioso y fresco.

• Alimentación ligera: Evitar cenas pesadas, café, alcohol y nicotina antes de dormir.

Ejemplos prácticos

• Cambiar el “scroll infinito” en redes sociales antes de dormir por 20 minutos de lectura relajante.

• Sustituir la última taza de café de la tarde por una infusión de manzanilla o lavanda.

• Implementar un pequeño ritual de gratitud o escritura en un diario, para liberar preocupaciones antes de acostarse.

Dormir bien no es un lujo, es una necesidad vital. No solo mejora nuestro estado de ánimo y productividad, también fortalece el sistema inmune y protege el corazón. Así que si padeces insomnio, no lo ignores: tu salud depende, literalmente, de tus horas de sueño.