En un movimiento que ha desatado críticas y cuestionamientos, el Gobierno mexicano nombró a un nuevo embajador en Italia, desatando la polémica por la falta de experiencia diplomática del designado. Lo que más llama la atención es que el nombramiento parece estar basado en la cercanía con la administración actual, más que en credenciales profesionales.

El perfil del embajador ha generado revuelo, especialmente por su historial: crítico acérrimo de opositores y defensor férreo del proyecto de la Cuarta Transformación, pero sin antecedentes en la diplomacia ni en la función pública internacional.

Expertos señalan que este tipo de decisiones pueden afectar la imagen del servicio exterior mexicano, históricamente reconocido por su profesionalismo y neutralidad. “Nombrar embajadores por lealtades políticas, en lugar de por mérito, erosiona la confianza y la seriedad diplomática”, expresó un exdiplomático consultado.

En redes sociales, la controversia se multiplicó. Algunos usuarios celebran la lealtad como un valor político; otros denuncian un retroceso hacia prácticas de amiguismo que se creían superadas. La discusión apenas comienza, pero la pregunta es inevitable: ¿Italia recibirá a un diplomático o a un aplaudidor oficial?

Ojo de Lince